Incontables horas antes si quiera pensar en ponerse las botas, nos hacen pasar largos ratos ante pantallas y mapas. Organizar el viaje al milímetro para que cada imprevisto pueda estar previsto. Indagar sobre mil rincones por dos, por si el primero falla.. que exista otra opción. Y con esa dinámica nos plantamos en los primeros día de un mes de agosto con una mochila que para nada va llena de lo que podría esperarse en estas cálidas fechas.. pero claro son cálidas en casa y no en destino 🤪.
Locura en "la selva" barcelonesa y su "nido de pájaros", donde despegamos con rumbo N para volver a pisar tierra firme en las "perdidas" Islas Feroe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario