Después de algún descoloque no previstos seguido de otros tantos, al fin los astros se alinean para bien y puedo escapar en solitario. Y no es que no me guste la compañía, ni mucho menos. Más bien todo lo contrario, la montaña mucho mejor compartida y si es con suerte como la mía, mejor todavía.. pero hay veces que uno quiere acompañarse a si mismo nada más y en mi caso verme "perdido" entre las alturas.
Así en cuanto la mayoría del mundo está dando vueltas en su rueda de la rutina; con no más de lo necesario pero tampoco menos me dejó caer de nuevo por el valle de Tena, apenas dos días más tarde desde la última, y directo paso al otro lado de las montañas, al vecino valle d'Ossau. Tras una buena dosis de roca y magnesio, antes de que la oscuridad se haga por completo, dejo en planta todo y empieza la cuenta atrás para retomar enserio el correr por montaña con una vuelta por el vecindario del pico Palas.
Mandando la sombra y el fresco en las primeras horas del día por las profundidades de los valles, dejo tiempo al sol para que haga de las suyas...
Del Rio
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